25 julio de 2013.
Cd. Victoria, Tam.
Orgullosamente UAT
Casado y padre de tres hijas, a sus
veintitrés años había dejado atrás el sueño que lo trajo a Tamaulipas, estudiar
una carrera, para terminar cuidando un establo. Pero en 1958, cuando acudió al
veterinario por causa de una vaca enferma, su vida volvió al camino de la
educación, formando parte de la segunda generación de alumnos de la Escuela
Veterinaria de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT), la primera que la
alma máter abriera en la región centro. Esta es la historia de Vicente Lettiery
García, quien es conocido como cronista de la Facultad de Medicina Veterinaria
y Zootecnia (FMVZ).
Originario de San Nicolás de los Garza,
Nuevo León, al cumplir doce años había dejado su pueblo para estudiar en la
Escuela Normal y Preparatoria de Ciudad Victoria, donde radicaba un tío suyo.
Lo que más deseaba era estudiar; sin embargo, luego de casarse al concluir el
bachillerato se vio en la necesidad de trabajar en el campo para mantener a su
familia.
De acuerdo con su relato, al joven vaquero
le correspondió trasladar al veterinario que atendería a la “Pinta”. Llevó, sin
saber de quién se trataba, al médico Carlos H. Villarreal Galván, a la sazón
secretario de la incipiente FMVZ, quien lo interrogó en el trayecto hasta
llegar a la pregunta clave: qué bachillerato había cursado.
“Cuando le respondí que ciencias biológicas
preguntó si me gustaría estudiar Veterinaria”, comentó a Radio UAT. “Yo no
sabía que en Victoria teníamos una escuela de Veterinaria que ya iba a cumplir
un año de vida y que estaba reclutando a los alumnos de su segunda generación”.
Lettiery califica aquel episodio como su
tabla de salvación. Siguiendo el consejo del médico Villarreal, fue uno de los
diez estudiantes que, junto a los cinco de la primera generación, tomaron
clases en las instalaciones que la Dirección de Fomento Agropecuario le
facilitó al gobernador Norberto Treviño Zapata para albergar en sus inicios a
la tercera escuela de veterinaria fundada en el país.
“Como era el de mayor edad y ya estaba
casado, me decían el Viejo Lettiery”, dice
al recordar aquella época en la que combinaba sus prácticas académicas
con el trabajo nocturno en una farmacia. “Afortunadamente tuve siempre el apoyo
de mi esposa y el de su familia”.
Con el fin de lograr el reconocimiento y
solicitar apoyos, los alumnos más tenaces, entre ellos el Viejo Lettiery,
formaron la Sociedad de Alumnos, la cual tuvo un peso trascendental en el
desarrollo de la facultad, que a principios de la década de 1960 ya atraía
estudiantes de todo el norte del país.
En 1963 Lettiery concluyó su carrera siendo
presidente de su generación. Con este cargo le correspondió acompañar al
gobernador en turno, Praxedis Balboa, rumbo a la ceremonia de entrega de cartas
de pasante. “En el trayecto le solicité autorización para que los ocho
egresados hiciéramos el servicio social en algunos municipios del estado. Él
nos respondió otorgándonos las plazas de pasantes”.
Su exitosa carrera profesional ya estaba en
curso. Al titularse fue ascendido a jefe de Ganadería en el estado y se
incorporó como docente de Bioquímica en la FMVZ, donde también fue director de
la Clínica Veterinaria.
Fuente: www.josemarialealgutierrez.com
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